En su vida pasada, Ivy se casó con el hombre equivocado y terminó desfigurada y muerta. Fue solo antes de su muerte que descubrió que su pésimo marido había estado con su hermana adoptiva todo el tiempo. Los dos no solo tuvieron un hijo juntos, sino que la hermana adoptiva también era la hija ilegítima de su padre.
Al renacer, Ivy juró hacer pagar un precio doloroso a quienes la habían lastimado en su vida anterior. ¿Su escoria de marido quería atribuirse el mérito de haberle salvado la vida y la obligó a casarse con él? Ivy se dio la vuelta y se arrojó a los brazos del hombre que realmente la salvó.
Su terrible padre y su hermana querían unir fuerzas contra ella. Ella tomó la iniciativa, pilló a su padre y a su amante en el acto, abofeteó a su hermana en la cara e hizo que sus enemigos se arrodillaran y suplicaran clemencia.
Después de vengarse, Ivy se sacudió el polvo de las manos, hizo las maletas y se dispuso a marcharse, pero su marido tacaño, de ojos rojos, la acorraló contra la pared.
—Soy tu marido. Me has agotado y ahora vas a marcharte sin más. —Se acercó a ella paso a paso, agarró su mano y la colocó sobre su musculoso pecho.
